El que fuera Trofeo Zamora durante la última época dorada del Atlético de Madrid, acrecentó su fama de cancerbero extravagante en el partido que la Selección española jugó ante Noruega en 1996, encuentro que José disputó en la posición de interior izquierdo debido a una inoportuna lesión del también colchonero Juanma López.
Cuando Molina ya había logrado la titularidad indiscutible de "La Roja", cometió un colosal y desgraciado fallo en la Eurocopa 2000 ante el mismo conjunto escandinavo que le vio debutar como jugador internacional por vez primera. José Francisco no volvería a la Selección al ser injustamente olvidado por José Antonio Camacho, a pesar del excelente estado de forma que demostró antes del comienzo del Mundial de Japón y Corea en 2002.
Ese mismo año se conoció que padecía un cáncer de testículo, grave enfermedad que le tuvo apartado durante los terrenos de juego durante la mayor parte de la temporada. A pesar de las adversidades, Molina fue recibido como un héroe cuando volvió a pisar el césped en la recta final de la misma campaña.
Después de periodos triunfales en Atlético y Deportivo de La Coruña, en el mes de septiembre del año pasado decidió volver a su tierra y fichar por el Levante. Una vez terminado el contrato que había firmado por una temporada y después de sonar durante todo el verano como tercer portero del Barcelona, este seguro de vida decidió retirarse a pesar de haber podido defender con dignidad su portería durante mucho más tiempo. Esperemos verle pronto en cualquiera de los banquillos españoles.
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